En abejas melíferas, los miembros de una colonia genéticamente relacionados desarrollan de manera innata perfiles de hidrocarburos cuticulares específicos a la colonia y que sirven como señales feromonales de reconocimiento de pareja. Sin embargo, a pesar de la alta relación dentro de la colonia, el desarrollo innato de señales químicas en miembros de una colonia está determinado en gran parte por el entorno de la colonia, en lugar de depender de las variantes genéticas compartidas en ella. Por lo tanto, es un gran misterio cómo un factor no genético puede impulsar el desarrollo innato de un rasgo cuantitativo compartido por los miembros de una colonia. En este trabajo se proporciona una solución a este enigma, mostrando que las señales de reconocimiento de pareja en abejas melíferas se definen, al menos en parte, por las características de microbioma intestinal compartidas por los miembros de la colonia.
Estos resultados ilustran la importancia de las interacciones huésped-microbioma como fuente de variación en rasgos de comportamiento animal.