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El apasionante micromundo del Desierto de Atacama

Entender los misterios de nuestro desierto ha sido una tarea que por años ha llamado la atención de cientos de científicos alrededor de todo el orbe. Esta inmensa explanada, conocida como la más longeva y árida del mundo, esconde dentro de sus infinitas planicies de arena y salares, algunos de los organismos vivos más interesantes de la tierra, resistentes a condiciones y hábitats muchas veces insospechados para la comunidad de investigadores.

En ese sentido, la microbiología del Desierto de Atacama es un área de investigación de larga data, que se remonta a plena década de los sesenta, cuando un grupo de científicos norteamericanos, impulsados por la entonces carrera espacial, vinieron a explorar este territorio para comprobar si realmente existían allí organismos que pudiese vivir y desarrollarse. “Durante estos primeros años se extrajeron los primeros cultivos bacterianos, y posteriormente, entre la década del ´80 y el ´90, no hubo mucha investigación en términos de estudiar a la comunidad microbiana de la zona, salvo por algunas investigaciones lideradas por académicos de la Universidad Católica de Valparaíso”, señala la Dra. Cristina Dorador, académica de la Universidad de Antofagasta.

Es así como a principios de la década del 2000, y de la mano con la aplicación de herramientas de biología molecular, se comienzan a analizar las comunidades microbianas del Desierto de Atacama, desprendiendo conocimientos altamente relevantes, entre los cuales se encuentra, la descripción de dos bacterias arqueas únicas que habitan en el Salar de Atacama, trabajo desarrollado por la Dra. Catherine Lizama de la Universidad de Antofagasta.  

En ese contexto, desde 2010 en adelante, ha existido una exploración mucho mas acabada en el desierto para trabajar en el objetivo de buscar nuevas bacterias, esta vez, con el propósito de encontrar compuestos bioactivos que sirviesen como agentes anticancerígenos y antimicrobianos. “Paralelo a esta búsqueda, tanto mi grupo y otros grupos de investigación, están trabajando en describir la ecología microbiana de ambientes del desierto, en la zona del suelo, salares y humedales altoandinos. De esta manera, se comenzó a acumular una gran cantidad de información de todos los grupos interesados en la microbiología del Desierto de Atacama, y fue así como uno de los editores de la revista y destacado investigador, el profesor Alan Bull de la Universidad de Kent (Reino Unido), nos convocó tanto a mí como a la profesora Bárbara Andrews de la Universidad de Chile, para ser editoras de este número especial de Microbiología del Desierto de Atacama, con la finalidad de agrupar la investigación que se estaba desarrollando al respecto, visibilizando los grupos de trabajo que estaban detrás”, explica la investigadora.

En palabras de la Dra. Dorador, la idea de este número de la revista, fue aunar investigación inédita y revisiones  existentes vinculadas al estudio del Desierto de Atacama, para que existiese un correlato ambiental elocuente al respecto. “La gran pregunta que todos los que investigamos este desierto nos hicimos en algún momento fue: ¿Cómo es posible que exista esta gran variedad microbiana en ambientes que antes eran considerados estériles o muy hostiles para la vida? Esto desencadenó que se comenzara a estudiar e investigar primero el contexto geológico que rodea el desierto, para luego comprender las variables ambientales forzantes que determinan el tipo de bacterias que viven allí. Entre estas variantes, está la radiación solar, la cual ha sido descrita como la más alta del planeta. En ese sentido, factores como la aridez, la gran presencia de minerales y la propia radiación, configuran un ambiente único para la aparición y desarrollo de distintos grupos microbianos”, explica la Dra. Dorador.

Esta publicación servirá como un manual de referencia para todos quienes estén interesados en estudiar este tipo de ambientes, por lo que es un gran aporte para la investigación nacional y mundial. “Usualmente, cuando los científicos publicamos en diferentes revistas, los papers quedan muy disgregados, en cambio este trabajo, tuvo la particularidad de agruparlos, por lo que la visibilización es mucho mayor. Por otro lado, sirve de plataforma para dejar en claro, una vez más, que en Chile se está desarrollando investigación científica de primer nivel, y que utilizamos nuestros propios ambientes para realizar dichos estudios”, explica.

La fragilidad de estos ambientes microbianos

Los ambientes donde habitan los microorganismos del Desierto de Atacama, son sistemas son muy frágiles que están expuestos a grandes riesgos, de hecho, y en propias palabras de la Dra. Dorador, el mismo rally Dakar, representa uno muy grande. “Todas las actividades que modifiquen los ambientes causan un daño irreversible, y esto no es bueno, ya que hablamos de una importante diversidad microbiana que no hemos alcanzado siquiera a explorar y ya la estamos destruyendo. Entonces, si pensamos que probablemente algunas de esta bacterias están generando compuestos anticancerígenos que no conocemos, vale la pena replantearse qué estamos haciendo por proteger estos ambientes únicos en el mundo”, enfatiza. Los salares son los ambientes que presentan una mayor diversidad microbiana en el norte de Chile y actualmente están en peligro por las actividades ligadas a la minería que incluyen la extracción de agua y el uso de salmueras para la obtención de litio.

Finalmente, la académica de la Universidad de Antofagasta e investigadora del Instituto Antofagasta, señala que si como país estamos interesados en generar ciencia aplicada, tenemos que enfocarnos en preservar nuestro desierto y repensar la forma en que lo estamos explotando. “Es fundamental entender que debemos proteger los ambientes donde habitan estas bacterias, y bajo ese escenario, cuestionarse qué vale más, si explotar un salar para tener litio, o dejarlo sin intervención para que los científicos investiguen la cura de una posible enfermedad. En ese sentido, la investigación nos invita a reflexionar sobre el futuro y sobre el patrimonio biológico de Chile”, concluye.

Fuente: 4ID/CONGRESS, Todos los derechos reservados. ®
Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®

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